Cuentan los que vieron jugar a Mariano Gutiérrez Chocolate (Segovia 1930-2004) que hubiera podido llegar a Primera División. Sus obligaciones profesionales y el amor por su familia cortaron la progresión de un futbolista capaz de desplegar un fútbol que maravilló a sus paisanos, y que llamó la atención del Atlético de Madrid y del Real Madrid. Finalmente decide probar con los merengues y acude a completar un entrenamientos con la misión de defender a Di Stefano «sin tocarle». El equipo madridista ofrece un contrato a Mariano para jugar una temporada en su equipo amateur – por entonces filial – pero el trabajo impide a Mariano fichar por los madridistas.
Nacido en Segovia en 1930, lo apodan Chocolate por el negocio que durante un breve espacio de tiempo regentan sus padres — Mariano y Mari Cruz — en la plaza Mayor de Segovia. El mote se lo ponen sus compañeros de edad infantil a los que invita el pa- triarca de la familia con frecuencia. El primer equipo del joven Mariano es el Santa Columba, con el que empieza a jugar tras la Guerra Civil. En la Gimnástica comienza de portero a las órdenes de Cuestita. «Yo era muy canijo, y el entrenador quería que cogiera peso, que llegara a los 70 kilos», sostiene el propio Mariano en una conversación con el periodista Carlos Álvaro algunos años antes de fallecer en 2004 y que recoge el libro del propio Álvaro: Crónicas Retrospectivas II. Lugares, vivencias y sucesos en la Segovia de nuestros abuelos editado por la Obra Social y Cultural de Caja Segovia en 2010.
Después del descenso administrativo de la Gimnástica en 1948, Chocolate juega en el D. Rayo del barrio de San Millán y lo compagina con sus tareas profesionales en el bar La Tropical donde ejerce de camarero. De vuelta en la Gimnástica, tanto para entrenar como para jugar — cuando su jefe le da permiso — Chocolate corre hasta El Peñascal con la mochila, juega y se vuelve corriendo al bar. Mariano pasa a tener importancia en la Gimnástica a partir de la temporada 51-52, con su paso al centro del campo acompañando a Gómez y Pilín. Durante la campaña, las circunstancias obligan al joven a disputar partidos en vanguardia, donde verdaderamente comienza a destacar la siguiente temporada pese a iniciarla de portero.
En la temporada 53-54 todavía alterna la portería con la delantera e incluso la defensa, dependiendo del partido. su posición favorita, como reconoce en varios medios de comunicación incluso después de retirado es la de delantero y «especialmente de interior». Una de sus grandes virtudes es, también, el remate de cabeza. Aunque mantiene una media realizadora muy elevada, probablemente su mejor ratio de goles por partido lo alcanza en la campaña 59-60 en la que, entrenado por Germán, suma varios partidos con dos goles o más. En sus primeros años, Mariano es un jugador de los que se conocen como «no compensado» con lo que no percibe un sueldo fijo y los incentivos que recibe son las primas, o bien por partido jugado o por victoria o empate fuera de casa, según la campaña.
Motivado por su compromiso con el club, Mariano ejerce después de su retirada como entrenador de los juveniles gimnásticos mientras mantiene su profesión de hostelero con la propiedad de establecimientos como el Bahía, Las Vegas o El Mesoncito, lugar de reunión de deportistas y aficionados al deporte de Segovia. La creación de su propia tienda de deportes es otro de los logros profesionales de un deportista al que, todavía hoy, se le recuerda con admiración en la ciudad de Segovia por la disputa de alrededor de 250 partidos con la camiseta del equipo de su ciudad.
Fuentes:
Prensa: El Adelantado de Segovia, 5 de marzo de 1995. Pág 19; El Adelantado de Segovia, 13 de septiembre de 1958. Pág. 2 Vanguardia Segoviana, 13 septiembre 1958. Pág. 2; Cabalgata, no2 del 19 de junio de 1958. Pág 7
Bibliografía: De Andrés, Javier (2019) Gimnástica Segoviana. Una historia de supervivencia. Editorial Círculo Rojo
Foto de portada: Mariano Chocolate junto a Alfredo Di Stefano en un partido de veteranos en 1970
Foto interior: Mariano chutando a portería en un partido durante el año 1954
Ambas fotos proceden del archivo oficial del club, cedidas por sus propietarios y digitalizadas por Juan Martín