Cuesta escribir una crónica de lo vivido este miércoles en La Albuera en el partido entre la Gimnástica Segoviana y el Real Mallorca. «Hemos perdido una oportunidad histórica; estamos muy fastidiados porque hemos hecho méritos para pasar la eliminatoria», dijo el capitán de la Sego, Manu Olmedilla, al finalizar el choque ante los mallorquines que se decantó del lado visitante (0-2).

La Segoviana hizo una primera parte extraordinaria ante el Mallorca. Intensidad, corazón, talento y orgullo. «Nos ganaron todas las luchas, fueron mejores que nosotros en la primera parte y nosotros no jugamos bien», dijo Luis García, preparador del Real Mallorca, en rueda de prensa.  La Segoviana tuvo todas las virtudes que se le esperan y olvidó todos los miedos que le han atenazado en Liga. Sin posibilidad de rotar al tener la enfermería llena, Manu González dio la oportunidad a Lombo, mientras que el resto de jugadores podrían ser los de cualquier domingo. El Mallorca, por su parte, sí que dio entrada a los menos habituales, aunque con el paso de los minutos tuvo que poner en el verde de La Albuera a De Galarreta o Ángel, a la postre definitivos.

Pudo irse la Gimnástica al descanso con ventaja si Szymanoski convierte el penalti con el que Alberola Rojas castigó al Mallorca. El hispano argentino, muy activo durante el primer periodo, intentó engañar a Greif, pero su lanzamiento no encontró el premio del gol. El tono del equipo gimnástico durante todo el primer parcial rozó la excelencia y los 2.000 espectadores que abarrotaron La Albuera apoyaron a los suyos con ahínco y esperanza de dar con la tecla que permitiera a la Sego avanzar de ronda.

Segunda parte, sigue la igualdad

En la segunda parte la Gimnástica no se descompuso pese a que Luis García dio entrada progresivamente a sus titulares. De hecho la Sego tuvo las ocasiones más claras con los acercamientos de Nogueira y Llorente, ambos de refresco en la segunda parte, en una sucesión de ocasiones que embotellaron al Mallorca. Incluso llegó a estrellar el balón en el larguero el propio Llorente. El Mallorca no encontraba la manera de generar peligro constante, aunque con el paso de los minutos diera la sensación de poder aprovechar su mayor pegada. Los segundos fueron cayendo, el público sujetó a los suyos cuando parecía que las fuerzas aflojaban y el partido murió en su tiempo reglamentario con el empate inicial.

La prórroga sí mostró a un Mallorca más reconocible

Encontró el premio el Mallorca con una gran jugada que culminó Ángel, un delantero de Primera en todos los sentidos. El público protestó al entender que el delantero estaba en posición incorrecta, algo que descartaron las cámaras de televisión. Con el viento a favor, el equipo visitante encontró la tranquilidad necesaria como para solventar el partido, y solo una trifulca entre jugadores que acabó con Nogueira y De Galarreta en el vestuario antes de tiempo enturbió un partido sin conflictos.  No quiso rendirse la Gimnástica pero de nuevo Ángel hizo el segundo para el Mallorca al filo del descanso de la prórroga y el partido no dio más de sí.

La Gimnástica compitió y por momentos apabulló al Real Mallorca. No pudo ser y la decepción preside el ánimo de unos jugadores que han demostrado el fútbol y el coraje que tienen. Cuando regresen el viernes a los entrenamientos esa sensación pesará menos y les invadirá el orgullo de haberlo dado todo, de haber enamorado a una afición que vibró con ellos y que, si repiten actuaciones como la de este miércoles, muy pronto pelearán por algo más que salir del descenso en la Segunda RFEF.