La Segoviana se dejó dos puntos en su pelea por la primera plaza al empatar en La Albuera (1-1) en un partido el que el árbitro soriano Álvaro Sánchez Monge fue el protagonista (muy a su pesar). Dos expulsados por parte de los locales, dos penaltis y un gol anulado en la prolongación determinaron un partido en el que la Segoviana acusó el torrente de bajas que asola la zona creativa, y el Júpiter evidenció trabajo, rigor táctico y muy poca pegada. Vamos por partes.

La Segoviana sabía que el Júpiter tenía peligro en la transición, que el desgaste físico iba a ser mayúsculo y que su delantero, Murillo, trabaja tanto o más en la destrucción que en la búsqueda del gol. También sabía que Romagnoli es un jugador determinante, y que el verdadero talón de Aquiles de los leoneses está en el balón parado, donde hasta un pigmeo puede hacerles un gol de cabeza. Nada de los expuesto, por lo tanto, sorprendió a la Gimnástica porque el Jupiter no escondió nada y rasco un punto explotando sus virtudes y minimizando sus defectos. Sí encontraron los cachorros de la Cultural aliado en el árbitro, que consintió su juego brusco, y castigó sin piedad similares actitudes locales. O  bien la Sego no sabe pegar, o el árbitro aplicó un rasero diferente según la camiseta del que daba la patada.

Quizá por la extrema presión de los visitantes, el loco bote del balón o las bajas gimnásticas, el partido deambuló en la primera media hora por un camino poco vistoso para el espectador. Solo Mika, capaz de rematar una lavadora en todo tipo de escorzos, parecía incordiar a una zaga visitante bien colocada. En este escenario, Ivi controla un balón dentro del área y es derribado torpemente por Toño Calvo. Penalti de manual. Mika, que también ejecuta penaltis con maestría, pone el balón lejos de Samu Diarrá para hacer el primero de la ventosa tarde.  Poco tardó en equilibrar la balanza el equipo leonés. Murillo protege un balón y Javi Marcos lo arrolla. Otro penalti claro. Romagnoli no perdona, pese al ímprobo esfuerzo de Facundo que roza la pelota. Con tablas a la caseta.

La segunda parte se le hizo eterna al Júpiter, que acabó exhausto. El árbitro expulsó por doble amarilla a Javi Marcos en una tarde aciaga del central azulgrana, y a Mika también lo mandó a la ducha antes de tiempo, en lo que entendió el trencilla como una agresión sin balón. No lo pareció, y sí un tropiezo desafortunado. La Segoviana recurrirá la expulsión. Y, cosas del fútbol, la Gimnástica fue mejor con nueve en el campo que con once. Acogotó al rival con más corazón que juego, y puedo hacer dos goles e incluso vio como el árbitro anulaba otro en el alargue por un riguroso fuera de juego de Gómez, que de tijera remató un balón muerto en el área.

El empate no sirve para acercarse a la primera plaza después del tropiezo de la Arandina que no pasó del empate en Bribiesca, porque el Zamora ganó su partido. Ahora, en Ávila, la Gimnástica tendrá una reválida fenomenal en un campo hostil, con las bajas de Conde, Agus Alonso, Charly, Javi Marcos, Mika y Asier y con la presencia, seguro, en el banquillo, de varios juveniles. Manu González expuso en rueda de prensa que no tenía «preocupación alguna» por las bajas «porque el que sale lo hace bien, aunque sea juvenil». Y si el mister tiene confianza…

Foto: Juan Martín