La Gimnástica Segoviana fue eliminada de la Copa del Rey después de caer por 3-4 ante el Sestao River, en uno de los partidos más emocionantes que se recuerdan en el campo de La Albuera. Y es que los locales se adelantaron muy pronto en el marcador, después de que Silva se uniera al ataque y rematara en el segundo palo, tras aprovechar un balón de Chupo. Corría el minuto 12, y los de casa contaban con todo el tiempo del mundo para intentar salvar la ventaja de 1-0. Pero no pudieron evitar el empate, obra Leandro Martín, un tanto muy protestado por la parroquia segoviana, que entendió que un jugador entorpecía la vista al meta Oliva cuando se produjo el disparo. Aún quedaban diez minutos para el final de la primera parte pero, a pesar de haber acabado con empate, se vio a una Segoviana muy bien colocada en defensa.
Como sucedió el pasado domingo en Cobeña, el paso por vestuarios no fue nada positivo para los de Ramsés Gil, que salieron dormidos y desubicados, y vieron como todo lo que dieron de sí en la primera mitad no se reflejaba en el terreno de juego en la segunda. Así, con excesivas facilidades, llegó el segundo (m.52) y el tercero (m.73). Éste último fue un una lástima, sobretodo por Oliva, que tuvo en éste el único fallo en un partido en el que el canterano volvía a ser el héroe del encuentro, ya que cuando los locales estaban a punto de tirar la toalla, Oliva salvó a los suyos de una goleada más amplia, convirtiéndose en un gigante tras despejar tres o cuatro balones enemigos a bocajarro. Y es que los sestaoarras se confiaron demasiado, más aún cuando se quedaron con un hombre más en el campo, tras la roja directa a De la Mata.
En la grada había ambiente de todo tipo. Desde los que veían imposible que aquello saliera adelante con el 1-3; y aquellos que todavía tenían fe. Para estos últimos, que no abandonaron el graderío la La Albuera, el espíritu de la Copa del Rey les tenía preparados un final emocionante. Con el tiempo de añadido los locales todavía iban a gritar dos goles más, el de Hugo Díaz y el de Abel.
La prórroga fue un buen espejo de lo acontecido en el tiempo reglamentario, aunque esta vez habría que sumarle el cansancio acumulado en el partido, que hacía que ambos equipos jugaran, en muchos casos, sin orden. Pero quien se llevó el gato al agua fue el Sestao. Después de robar un balón en su propio área y hacer un contragolpe perfecto, en la primera parte de la prorroga, llegó el definitivo 3-4.