La Gimnástica Segoviana de esta temporada esta hecha de acero, del que se hacen los grandes barcos. Es un equipo aguerrido, con carácter y una actitud irreprochable. Siempre corre, siempre tiene fe en la victoria. Y con recursos, muchos. Si la nota predominante de los primeros diez partidos de la campaña fue el juego vistoso, elaborado y la descomunal pegada, en estos últimos cuatro – inmediatamente posteriores a un confinamiento, ojo – ha demostrado un fútbol práctico, efectivo y capaz de sobreponerse a las adversidades. Este sábado ante el Burgos Promesas tocó fajarse ante un oponente que no regaló nada, que buscaba las contras con una precisión casi criminal, y que pudo haberse llevado algún punto de La Albuera si en el minuto uno Moyano acierta a meter en la jaula un balón muerto en el área que reventó el larguero, o si hubieran tenido una pizca más de precisión Heras, Barahona y Gabri, futbolistas llamados a jugar otras ligas de más lustre. La victoria final de los gimnásticos (1-0) llegó gracias a un gol – y van ocho – de Diego del Castillo que hace del oportunismo su mayor virtud, y es que gracias a su portentoso físico lo mismo achica balones en el área pequeña que culmina una contra.
Manu González reservó de inicio precisamente a Del Castillo al que concedió un respiro en este carrusel de partidos que bien parecieran de un equipo de Champions. Nogueira, que ocupó su lugar, es un futbolista diferente, más elegante y menos físico que del Castillo, con lo que el equipo ganó una salida más limpia de pelota, pero perdió llegada en tercera línea. El resto, los que bien pudieran considerare como el equipo titular, aunque nadie en el vestuario use esa terminología. Carmona ocupó la portería, con Adrián, Javi Marcos, Viti y Rubén en defensa; Manu y Nogueira en la salida de balón; la línea de tres con Arribas y Borrego de interiores y Conde de enganche, más Adeva en punta. La buena noticia corrió a cargo de Rui, que entró en convocatoria aunque Manu González no consideró alinearlo ante la normal falta de ritmo del defensa. El Burgos Promesas, por su parte, llegó a Segovia con la baja capital de su guardameta, Gorka, que tuvo que ser sustituido de manera más que solvente por Adrián, un joven cancerbero que tuvo sobre todo dos acciones de extraordinario mérito: Desviar a la esquina un majestuoso remate de cabeza de Adeva y sacarle un mano a mano a Ivi con una filigrana técnica no exenta de algo de fortuna. Por lo demás, el equipo que prepara Carlos Aguilera fió sus opciones a las transiciones, al balón parado y al desgaste físico. Y pudo perfectamente haberle funcionado.
Después del susto inicial, la Gimnástica retomó el papel habitual en casa. Dominó, o al menos lo intentó, durante todo el primer parcial, pero las contras orquestadas por Heras y Barahona ponían en jaque a la zaga local con un Javi Marcos que aprovechaba su velocidad para desbaratar las opciones burgalesas. El mencionado remate de cabeza de Adeva, un disparo de Conde y algún intento de Arribas fue el bagaje local en una primera parte en la que los visitantes, sin exigir a Carmona más que en ocasiones puntuales, sí que demostraron ser capaces de amargar la tarde a la parroquia gimnástica que aplaudía casi por quitarse el frío más que porque el partido fuera técnicamente una maravilla.
En el segundo parcial, la Segoviana siguió mandona y el Burgos Promesas perdió un poco la chispa de sus hombres más incisivos. Intentaron los burgaleses espoleados por su entrenador en la banda llevar el partido hasta el final manteniendo su concentración defensiva. La Gimnástica por su parte intentaba elaborar con las dificultades propias de un rival pegajoso y en una de las pocas veces que lo logró, terminó la jugada con una volea espectacular de Conde por encima del travesaño. Del Castillo, Gómez e Ivi salieron al terreno sustituyendo a Nogueira, Adeva y Arribas y el equipo subió las revoluciones de su motor apelando a la victoria por abrasión más que por creación. Con ese plan, rondaba el minuto 73 cuando un balón lateral del ataque gimnástico resulta peinado por un defensa, lo que habilita a Del Castillo que fusila a Adrián. Y entonces se montó la escandalera. El asistente levantó el banderín señalizando la posición adelantada de Del Castillo pero el árbitro , Héctor Juan Bustos, desacreditó a su compañero dando validez al tanto. Los burgaleses acosaron al línea sin suerte y después de unos instantes de incertidumbre con diálogo entre los colegiados de por medio, el equipo visitante sacó del centro del campo. Desde ese momento y hasta el final, la Segoviana logró solventar sin agobios el resto del envite y ni los cambios ofensivos de Carlos Aguilera, ni el desgaste acumulado de los gimnásticos hizo que el marcador se moviera. Borao y Jorge Sánchez dispusieron de minutos e Ivi pudo ampliar la renta en la última jugada, pero no pudo superar a Adrián.
La Gimnástica suma cuarenta y dos puntos después de hacerse con catorce triunfos consecutivos de inicio. Nadie en el vestuario habla de un ascenso virtual, pero todo el mundo en La Albuera es consciente de que a estas alturas lo raro sería que la Segoviana no jugara en una categoría superior la próxima temporada. De momento, instalados en el «partido a partido», los hombres de Manu González reciben el próximo martes 9 de febrero a sus paisanos del CD La Granja en el encuentro aplazado de la undécima jornada, esa en la que el equipo gimnástico buscaba la «vuelta perfecta». Será un partido con menos angustias de las habituales motivadas por el triunfo de los granjeños esta jornada ante el Almazán (2-0) y el más que amplio margen de maniobra que tiene la gimnástica con una renta de puntos casi sideral con respecto a sus perseguidores.